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Sprzężenie zwrotne
Przekaż informację zwrotnąFui a comer con unos amigos, el dueño que regenta La Alquería es una persona muy afable y comunicativa. Da detalles de cada plato con esmero y gracia. Cómo nota añadiría que nadie vaya con prisas, preparan una comida elaborada y presentada con cariño. La comida se ajusta al precio y al trato recibido, lo recomiendo
Para comer una experiencia inolvidable, el hotel no lo sé, porque no me hospede alli
Lugar familar y super tranquilo. Lo mejor la comida cocinada casera por Clara y productos proximidad. El desayuno espectacular volveremos, hemos estado de marsvilla. Susana y Carlos
En nuestro recorrido por los pueblos de la comarca del Matarraña descubrimos este pequeño restaurante, que también dispone de habitaciones, en la preciosa localidad de Ráfales. El portón de madera no deja adivinar la bien decorada sala del comedor. Dispone de tan solo cinco mesas. Dos parejas ocupaban dos de ellas. Nosotros llegamos a las 14:15, sin reserva, y José, el propietario, nos hizo el favor de dejarnos sentar, ya que nos advirtió que solo cogía comensales a las 14:00. Nos dimos cuenta de que habiamos entrado en un mundo gastronómico fuera del uso habitual conocido por nosotros. Podemos decir que tres horas más tarde salimos muy satisfechos de la experiencia. Si alguien va con prisa o no está acostumbrado a deleitarse con la comida, le recomendamos que no cruce la puerta de entrada. José se esforzó por atendernos de principio a fin, con recomendaciones sobre el vino y sobre los platos de la carta. Desgustamos un magnifico Chardonnay del Lagar D 'Amprius que mereció su aprobación. Nos ofreció un aperitivo sumamente elaborado, como anuncio de lo que vendría a continuación.Como entrantes disfrutamos de unas anchoas con ajo blanco, de unos garbanzos pedrosillanos con langostinos y de un arroz cremoso son hongos y trufa. El plato principal, fuera de carta, consistió en un ravioli de rabo de toro con parmentier al genjibre. Todos ellos tuvieron un emplatado espectacular, con una presentación digna de un restaurante de alta cocina. Los postres estuvieron a la misma altura: una mousse de chocolate con crema helada de naranja y un granizado de lima, genjibre y vainilla. Felicitamos a Clara, la cocinera, por su esmero y dedicación en su labor de alcanzar una cocina con unas cotas tan altas de exigencia.
En nuestro recorrido por los pueblos de la comarca del Matarraña descubrimos este pequeño restaurante, que también dispone de habitaciones, en la preciosa localidad de Ráfales. El portón de madera no deja adivinar la bien decorada sala del comedor. Dispone de tan solo cinco mesas. Dos parejas ocupaban dos de ellas. Nosotros llegamos a las 14:15, sin reserva, y José, el propietario, nos hizo el favor de dejarnos sentar, ya que nos advirtió que solo cogía comensales a las 14:00. Nos dimos cuenta de que habiamos entrado en un mundo gastronómico fuera del uso habitual conocido por nosotros. Podemos decir que tres horas más tarde salimos muy satisfechos de la experiencia. Si alguien va con prisa o no está acostumbrado a deleitarse con la comida, le recomendamos que no cruce la puerta de entrada. José se esforzó por atendernos de principio a fin, con recomendaciones sobre el vino y sobre los platos de la carta. Desgustamos un magnifico Chardonnay del Lagar D 'Amprius que mereció su aprobación. Nos ofreció un aperitivo sumamente elaborado, como anuncio de lo que vendría a continuación.Como entrantes disfrutamos de unas anchoas con ajo blanco, de unos garbanzos pedrosillanos con langostinos y de un arroz cremoso son hongos y trufa. El plato principal, fuera de carta, consistió en un ravioli de rabo de toro con parmentier al genjibre. Todos ellos tuvieron un emplatado espectacular, con una presentación digna de un restaurante de alta cocina. Los postres estuvieron a la misma altura: una mousse de chocolate con crema helada de naranja y un granizado de lima, genjibre y vainilla. Felicitamos a Clara, la cocinera, por su esmero y dedicación en su labor de alcanzar una cocina con unas cotas tan altas de exigencia.