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Sprzężenie zwrotne
Przekaż informację zwrotnąIf you want a true Mexican homestyle experience make room in your travels to go and eat at this Mexican establishment . Favoured by Mexicans in Pitiall, you find out why as soon as you arrive at the front. Staff are carrying huge pots to the front filled with soup, tamales to be picked up by the locals on their way home from work. We were told that they sell out by 7 pm. Otole, , pozole, tamales, and tostadas, what to choose? We were fortunate to have our Mexican friend with us and she was able to explain the different dishes to. us. Because we were hungry, we chose the Americana combo which allowed us to try a variety of Mexican delicacies. The food was delicious and our Mexican friend said it reminded her of the dishes her mother and grandmother use to make.
We visited this restaurant, located in Pitillal, a non-touristy area of Puerto Vallarta, on a Vallarta by Road Food Tour (Vallarta Food Tours). Making tamales is neither quick nor easy, so it is not surprising that many restaurants do not make their own tamales, and many people don’t make tamales at home. On the tour we enjoyed fresh tamales—and would return to eat tamales again and try other items. Because the restaurant is open only limited hours on weekend evenings, check the schedule before going.
Una delicia el atole de coco, y bueno tambien el de nuez. Y que decir de los tamales!! Obviamente tienen que pedir pozole y una tostada raspada de pollo, unas gorditas o unas enchiladas... que delicia!!
Si estás Puerto Vallarta y quieres conocer el sabor de los antojitos mexicanos al más puro estilo vallartense, visita la Cenaduría Tía Anita, un espacio al que mayormente acude población local, en particular de El Pitillal, sin embargo, el encanto de este lugar radica en que su cocina de antojitos mexicanos conlleva el sabor de los vallartenses, con tostadas raspadas, pozole blanco, sopes, enchiladas, gorditas y tamales, entre otros, cuyo sabor es complementado con un ambiente cien por ciento familiar, casero, donde gente mayor y jóvenes conviven por igual, creándose una atmósfera sabrosa, ajena a bullicio del turismo, y que ofrece la calidez y amabilidad que caracterizan a los patasaladas.Se come rico, ojo, como no es un lugar hecho para el turista, el servicio no es de excelencia, pero sí aceptable. El ambiente se complementa con los cantantes callejeros de ocasión que sin querer le dan un toque pintoresco al lugar, las familias, parejas o grupos que ahí convergen se sienten en confianza, generando así una atmósfera de algarabía sin llegar a ser escandalosa, pero que invita al visitante a entregarse a la experiencia de sentirse parte del entorno.En las ocasiones que he tenido oportunidad de cenar, nunca he visto un extranjero, eso de alguna manera ha salvado al lugar, y a los meseros en particular, de ser discriminativos con los locales, lo cual permite una armoniosa convivencia que al finalizar la cena, deja un buen sabor de boca. Los precios son accesibles sin llegar a ser baratos o muy altos, sino adecuados, porque cabe señalar que las porciones son algo generosas.Eso sí hay que aclarar, el lugar es tan popular, que generalmente hay que esperar mesa, no mucho, pero sí un poquito, sin embargo si vas con el ánimo de pasar un buen rato en un ambiente familiar, valdrán la pena los minutos de espera.Tiene estacionamiento en la parte trasera, hay algunos juegos para que se entretengan los niños, y por supuesto que se puede ver a las cocineras preparar al momento los antojitos que se piden. Sólo abren los fines de semana, viernes sábado y domingo en la tarde noche. ¡Ah! si vas por tamales, llega temprano porque vuelan.
Todo delicioso! La comida excelente, la atención, la rapidez, limpieza; ya quiero ir otra vez!