Sprzężenie zwrotne
Przekaż informację zwrotnąPor suerte mantiene los niveles alcanzados en el ultimo comentario. La desventaja es la lejania, pero merece la pena ir.
Hola de nuevo compañeros gastronómicos, quería compartir con ustedes mi experiencia durante el último Puente del Pilar. Visitamos la pedanía de Topares, un hermoso pueblo cerca de la Sierra de Vélez Rubio en la provincia de Almería. Fue una grata sorpresa disfrutar en compañía de amigos de un paseo por las calles del pueblo, con el encanto de los adoquines que rodean la Plaza de la Iglesia y una Torre con dos relojes. Para reponer fuerzas después de la caminata, fuimos al peculiar Restaurante El Corralillo para degustar un delicioso asado al horno de cordero segureño, acompañado de patatas y ajo casero machacado que quitaba las penas. También probamos unos increíbles entrantes de queso de cabra con mermelada, calamares a la plancha, y por supuesto, no podían faltar los famosos huevos cortijeros. Recomiendo tener siempre a mano una buena barra de pan para acompañar. Sin duda, fue un gran manjar para disfrutar de una excelente comida. Además, la atención de los propietarios, una familia encantadora, y de las camareras simpáticas que estaban siempre pendientes de nuestra mesa, hicieron que la experiencia fuera aún más agradable. Un fuerte abrazo por el hermoso día que nos hicieron pasar y que sin duda recordaremos.
Fuimos 4 parejas para celebrar un aniversario. Habiamos avisado con anterioridad. Los primeros, a compartir, fueron unas exquisiteces deliciosas, croquetas de chipirones, saquitos de queso de cabra con mermelada de tomate, ensalada de jamon de pato, milhojas de foie con manzana y huevos a la cortijera. Los segundos cordero, solomillo de cerdo, ambos a la brasa y pollo en escabeche. Todo con un grado de coccion excelente. Los postres, mayormente artesanos, culminan una excelente comida. El precio oscila entre 17 y 25 € por comensal en funcion del vino y de los primeros que se pidan. El personal es muy amable.
Fuimos por consejo de un amigo. Es un bar rural con un biombo que separa el comedor. Eso hace que sea algo ruidoso. Los entrantes son excepcionales, huevo a la cortijana, foie hecho por el cocinero asi como unas croquetas de chipirones en su tinta, queso de cabra con mermelada de tomate. Como segundos ofrece productos de la zona. A destacar el cordero a la brasa, de los mas sabrosos del contorno. Postres caseros o helados. Servicio amable y familiar.
Toda la comida es deliciosa. Se come de maravilla, tanto con el menú, que incluye platos típicos de la zona, como a la carta, con unos postres caseros increíbles.