Sprzężenie zwrotne
Przekaż informację zwrotnąTardamos casi dos horas en comer y no sacaban los platos al mismo tiempo y con la comida medio cruda.....
Nefasto. Hace tiempo que no veia una situación igual. 1h y 10 para que me trajeran una tosta. Una tosta!. 20 min para una ridícula tapa de ensaladilla. Habían 6 mesas chicas y 2 pers sirviendo. Tapas básicamente. No hay excusa para la tardanza, sobre todo para la tapa de ensaladilla. Caro y malo. El sabor de la tosta... El pan estaba duro, la carne escasa y llena de nervios, por lo que no la pude tragar. De verdad, hacía tiempo que no me iba tan descontenta. Taaaan. Fui por las reseñas que de verdad no sé quien las escribirá porque vamos... La carta es muy escueta... Y me quedo corta contando lo mal que comí ayer
Mira que me sabe mal tener que poner una reseña mala de uno de los dos bates que hay en mi pueblo pero es normal que no vengan al pueblo gente de fuera, para 2 bares que hay, este es el peor con diferencia.1/2 ración de calamar plancha compuesto por 4 calamares pequeños de bolsa de congelados del súper que cuesta el kilo 2,5€ y 17 patatas fritas también congeladas y 1/2 ración de lagrimitas de pollo con otras 17 patatas fritas congeladas y las lagrimitas refritas, secas y sin la salsa de luxe que suelen llevar más 1 tubo de cerveza y 1 tubo de tinto de verano, todo 11€.Sólo vengo en vacaciones y ya me lo advirtieron, una lástima pero ni vuelvo ni lo recomiendo. A Montecorto en el pasado venía gente de los pueblos de los alrededores a tapear y ahora somos los de aquí los que nos vamos a los pueblos de los alrededores a tapear , una pena…
La comida regular tirando a mala, aunque sin duda lo peor fue el servicio. Nos atendió un camarero muy maleducado que rozaba lo grosero.
Experiencia poco satisfactoria. Estando en la sierra, no nos pueden poner el jamón que nos pusieron. De paquetillo de fiambre del pozo. Malisimo. Entuvimos en el interior, por el aire acondicionado, pero se fue poniendo como una jaula de grillos. Todos los que iban llegando a la barra, aparte de deambular por el restaurante sin mascarillas, todos a vocinazos unos con otros. Uno de esos clientes, coge el mando de la tele y se pone junto a nuestra mesa a manipularlo, ya que estábamos bajo la televisión, y encima sin mascarilla. Nos levantamos, pagamos y nos fuimos. La comida nada del otro mundo. El tiempo que estaremos por la zona, no repetiremos.