El Corralón Del Embalse - Lozoya

Experiencia excelente!! Muy amables todos los trabajadores y la comida un 10! Lo recomiendo al 100%.

¡Increíble! Fuimos toda la familia a una escapada en la sierra y decidimos comer aquí. Empezando por los judiones, morcilla, picadillo y croquetas que pedimos, continuando por la entraña, rabo de toro y el chuletón. Los postres son realmente caseros, comimos un coulant delicioso, una tarta de 10 y un helado de galleta maria que no habíamos probado nunca!! he leido críticas muy buenas y otras regulares, de verdad, creo que no le hacen justicia. Tuvimos que compartir todo porque las cantidades eran bastante generosas. El sitio romántico y cercano, a la vez que original y la comida muy bien. Ya lo conocíamos de una boda a la que fuimos de invitados y no nos ha decepcionado. ¡Repetimos pronto!

El restaurante es muy bonito y la comida está bien pero no volvería por lo desagradables que son las camareras, muy antipáticas bordes y secas,no sonríen ni queriendo, llegan incluso a dar miedo. Les pedías algo, ponían mala cara y lo hacían con desagrado, muy bordes. Daba la sensación de que estaban trabajando con desagrado. No se si son las propietarias pero si no, ya puede tomar nota la propiedad y darles un toque. Nunca me he encontrado a nadie así, es más, los camareros/as son siempre encantadores y muy dispuestos.

Ojo con pedir platos fuera de carta sin saber los precios. Hemos pedido unos espárragos trigueros gratinados con bechamel y envueltos en una loncha de jamón y la sorpresa al pagar la cuenta, 17'50 euros. Los espãrragos de conserva, nada de naturales. El resto de platos bien, pero los espárragos nos han dejado mal sabor.

Pensemos que ir a comer no es solo el hábito de ingerir, es importante y suma el entorno, el servicio, la decoración, en definitiva; la experiencia. Fuimos a comer tres personas, reservamos con 3 días de antelación y menos mal porque estaba lleno. Pinilla del Valle es un lugar que recuerda a los Pirineos en medio de Madrid. Un Valle como el de Lozoya recuerda a otras zonas de España que en invierno incita a comer rico y contundente. El restaurante es idílico, te traslada a un antiguo pajar, eso sí, con todas las comodidades : Comimos unas croquetas de la casa, nos ofrecieron fuera de carta unas croquetas de boletus, pero preferimos al de la casa. A mis compañeras les apasionaron pero yo me quedo con los judiones, que si he de poner una crítica, es que me supieron a poco. De segundo compartimos una carne. Carne muy sabrosa y rica! recomendable judiones y carne , me quedé con ganas de probar los pimientos rellenos con carne y piñones que siempre me gustan y son una muestra de buena cocina! de postre dos tartas; manzana y queso. me gustan las tartas frías, aunque en este caso la tarta de queso era más aflanada . EN definitiva, muy recomendable este lugar junto al embalse. Lugar para familias y parejas. Experiencia en conjunto muy satisfactoria, y si la acompañas con un paseo por al sierra pues día completo !