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Przekaż informację zwrotnąEl lugar es una cervecería con una buena variedad de cerveza de casa y artesanal, además de marcas comerciales. Aunque no es sofisticado, tiene una hermosa vista a la Plaza de la República. Sin embargo, la experiencia se ve opacada por la comida. Visitamos dos veces, la primera solo para tomar una cerveza y pedimos unos conos de calamar que resultaron ser poco impresionantes. En la segunda visita (dando el beneficio de la duda), probé el peor fetuccini de mi vida, con una pasta de mala calidad y sobrecocida, y una salsa poco apetitosa (fue la primera vez que dejé un plato de pasta sin terminar). El servicio es aún peor, los baños no tenían agua y obtener la factura fue una pesadilla. El proceso para solicitarla es poco convencional (hay que enviar una foto del ticket por correo electrónico a una dirección que nunca responde), no contestan el teléfono y la única forma de comunicarse es a través de Facebook. En resumen, recomendable para tomar una cerveza en un lugar con buena vista, pero no para comer.
Un restaurante promedio donde se puede almorzar sin pretensiones con buena cerveza. Precio accesible y personal amable.
Llegas y todo parece ir bien. Para nosotros era el lugar perfecto después de una semana de trabajo, el monumento a la revolución a nuestros pies y una cerveza bien fría. Aquí todo empezó a ir cuesta abajo. Fieles a la costumbre, pedimos al mesero una recomendación de cocina para acompañar nuestra cerveza y, de inmediato, sugirió un aguachile de la casa el cual, según él era muy bueno. Cuando llegó sucedió lo peor, un plato pésimamente presentado de camarones pacotilla precocidos servidos sobre un plato de salsa de limón con Chile. Basta decir que jamás he visto un agua chile con camarones precocidos pero bueno... ahí no termina, lo peor es que los famosos camarones estaban echados a perder. Al grado de que cuando el mesero regresó y lo invitamos a oler el plato hizo una cara nauseabunda. Al final terminamos cambiando los camarones por unas papas pesto (que no es nada más que unas papas fritas en medio litro de aceite). Al final terminamos pidiendo la cuenta, al ver que pasaban 30 minutos y no nos la traían, tuvimos que ir a la caja y pagar directamente. No puedo creer que un lugar con tan mala cocina, y atención, sobreviva en un local tan privilegiado.
Crisanta está en la colonia Tabacalera, la cual está experimentando un nuevo auge, y su vista al majestuoso monumento a la Revolución hacen de este lugar un sitio muy agradable para tomar una buena cerveza con amigos. La comida también es buena, recomiendo la tartara de atún. Muy recomendable en general
Lentos, nos tomaron la orden 2 veces . La mesera todavía quería bromear en lugar de atender rápido. Lo único bueno es la vista