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Sprzężenie zwrotne
Przekaż informację zwrotnąIr al café El Jarocho por un café recién hecho con granos ahí mismo tostados y de origen veracruzano es definidamente consentir al paladar. El Jarocho es un café que data desde 1953 y es un rincón único y especial en Coyoacán. Me atrevería a decir que es de los lugares más emblemáticos y clásicos de esta zona ya que ir a Coyoacán y no tomar un café de estos es perderse de una gran experiencia. Los precios son súper económicos y ofrecen desde el típico café mexicano de olla hasta capuccino o espresso. También se puede acompañar el café con una dona o pan dulce artesanal. Afuera del café hay bancas En las que te puedes sentar a beber tranquilamente tu café mientras escuchas a algún músico callejero entonar algunas notas.
Sin embargo, no tienen cuidado con la limpieza. En una ocasión me encontré con una cucaracha en el azúcar.
La historia se remonta a 58 años atrás. Bertha Paredes, dueña de una tienda de semillas traídas de Veracruz, abre un café en las calles de Cuauhtemoc y Allende, dando origen a Café El Jarocho, donde se elaboraba café de olla, café negro y café con leche de forma artesanal. A finales del año 2010 se abre la novena sucursal. Hoy en día también cuentan con servicio a domicilio. El menú incluye café, té, tortas, pan y helados. El consumo promedio es de $60.00 MXN. Ofrecen una variedad de cafés, como Americano, Capuchino, Expreso, Chocolate, Latte, Moka, entre otros. También ofrecen opciones descafeinadas, light y/o deslactosadas, así como leche de soya.
El servicio es muy rápido, incluso cuando hay largas filas, aunque no hay asientos disponibles para tomarlo en el lugar, puedes caminar por Coyoacán y disfrutarlo sentado en una banca. Además, es muy económico, no cuesta más de $20.
Si le preguntas a alguien en la calle sobre excelentes lugares para tomar un café, es muy probable que mencionen El Jarabe. Cuando te acercas al lugar, serás bienvenido por el delicioso aroma del café recién asado. Pero este lugar ofrece mucho más que café. También puedes elegir un pan dulce, una rodaja de pastel o una dona, o si tienes mucha hambre, puedes pedir uno de los pasteles enormes y exquisitos. En México se le llama sándwich de pan blanco con bolillo. Si no tienes miedo de los picantes, puedes añadir algunos chiles a tu orden. Después, puedes sentarte en las banquetas de metal en la acera y charlar con la gente o disfrutar de los músicos callejeros que se encuentran afuera del lugar.