La Parilla De Anto - Alcorcón

Frecuentamos este restaurante algunas veces y es correcto, platos caseros sin grandes pretensiones pero muy bien elaborados. Pero el otro día pudimos observar con gran estupor como una señorita que estaba atendiendo las mesas (era la única que no llevaba uniforme) cortaba las raciones de tarta con un cuchillo para posteriormente coger la porción de tarta con las manos y ponerla encima del plato. Se lo vimos hacer como unas 10 veces, no podíamos dar crédito a lo que estábamos viendo. Jamás vi servir en mi casa las tartas con las manos ni yo misma lo he hecho .. pero en un restaurante y a la vista de todos los comensales y en plena pandemia .. En fin .. seguramente dirán que en otros sitios no lo vemos .. pero cuando voy a un restaurante es con la confianza de que respetan los protocolos de manipulación de alimentos y me quedó claro que por lo menos en cuanto a los postres se refiere aquí no lo hacen. Por supuesto estuvimos pendientes y en ningún momento se lavaba las manos para hacerlo, entre medias tomaba nota, retiraba platos, servía platos .. etc .. Deberían subsanar está actitud. Dejar constancia del buen hacer del resto del personal.

Desconocíamos este sitio de Alcorcón y fuimos por casualidad, ya que lo teníamos en frente del hotel. Como estaba lleno, pensamos que el sitio no defraudaría y así fue. Quedaba una mesa libre y nos quedamos. La noche fue de bueno en mejor. Desconocíamos lo grande de las porciones, y pedimos sepia, solomillo de ternera y entrecot. No pudimos acabar la comida ni por asomo. Los platos eran abundantes y preparados para grupos de personas, no para dos comensales como éramos. El trato de Lázaro, el dueño, es increíble. Es una persona que sabe gestionar y tratar al cliente, eso se ve a la legua. Con este tiempo de primavera apatece explayarse en la terraza sin prisas ni agobios. Desde luego, recomendable, sobre todo para carne y vino. El precio es más que correcto para la cantidad de raciones que ponen. De hecho hemos vuelto de nuevo y no será la última. Es mejor reservar para los fines de semana.

Vamos a menudo porque el sitio está muy bien ubicado, son rápidos con buen ambiente. Recomendable para ir con los amigos o familia. Raciones abundantes y bien de precio.

Un sitio genial ,son muy amables y muy generosos con los aperitivos , extremadamente generosos , totalmente recomendable

Fuimos mi familia y yo a comer aquí, previa reserva. La mesa que nos habían reservado daba justo al lado de la puerta de entrada por lo que había mucha corriente, y ninguno de nosotros quería constiparse innecesariamente y menos ahora, con los tiempos que corren. Le dijimos al encargado que si nos podían cambiar y dijo que no, porque estaban todas las mesas reservadas aunque vacías. Permitió cerrar la puerta, pues al tener terraza salían y entraban constantemente los camareros, pero aún cerrándola no fue acogedora la velada, pues entraba frío por las piernas. En cuanto a la comida, había menú por 17€, pedimos ensalada gran cantidad, tortillitas de camarón sabrosas, y gambón un poco seco. De segundo había: entrecot grande, pero indicar cómo os gusta porque no lo preguntan y lo dan muy hecho y se queda seco, también había parrillada mixta costillas, panceta, choricitos y blanquitos. Lo bueno, que tienen parrilla con lo que la carne sabe diferente. Yo pedí una hamburguesa de buey por 7.50€, la pedí sin queso y me la trajeron con queso, no dije nada porque minutos antes pedí agua del tiempo y me la trajeron helada, y al pedir que me la cambiaran me dijeron que no había mas, por lo que me abstuve de decir nada del queso, lo quité y punto, una hamburguesa normal cara para lo que era. A los camareros les faltaba un poco de simpatía pues estaban con caras muy serias, y parecía que tenían un mal día cuando les pedías algo. No creo que vuelva. Un consejo: como el menú es bastante para una persona, si no coméis mucha cantidad compartir un menú para dos personas.